lunes, 3 de marzo de 2008
Mossos d’Esquadra: a tu lado me siento seguro
Durante muchos años Catalunya había reclamado un cuerpo policial propio, gestionado directamente desde el gobierno autónomo. Entre gran parte de la ciudadanía se habían generado unas expectativas positivas sobre esta reivindicación, alimentadas por el argumentario político de una mayor proximidad al ciudadano, un carácter de servicio y no de pura represión y un trato amable, educado y displicente, muy catalán, nada que ver con la rémora postfranquista de la policía nacional y la Guardia Civil. Otra policía parecía posible. Sin embargo, cuando el despliegue de los Mossos d’Esquadra por todo el territorio ya está prácticamente finalizado, la ingenuidad de aquellas expectativas se hace evidente. Ante la cada vez más larga lista de casos de malos tratos policiales, humillaciones, detenciones abusivas, cargas injustificadas y uso desproporcionado del arma reglamentaria, no queda más que reafirmarse en la idea de que toda policía, ya sea estatal, autonómica o local, tiene como principal función la de reprimir, controlar, atemorizar e intimidar a la ciudadanía que no se comporte, piense o se exprese bajo los parámetros que el orden establecido considera “correctos”. Y por supuesto la corrección del comportamiento incluye la sumisión a la autoridad.
Una de las primeras intervenciones de los mossos antidisturbios: ¿Guantánamo o Barcelona?
En noviembre del 2005 unos pocos miles de estudiantes, muchos de ellos menores de edad, se manifestaban por las calles de Barcelona bajo el lema “la educación es un derecho, no una mercancía”. Al final de la marcha les esperaba un gran dispositivo policial, desmesurado según diversas fuentes. Cuando la manifestación ya había terminado algunos tiraron objetos a la policía. Los mossos cargaron y realizaron 46 detenciones por desorden público y atentado a la autoridad. Un estudiante, Carlos Royo, relató que un agente le dijo al detenerle: “Imagina que eres un profesor, el primer día de clase ¿qué serás, blando o duro?”. Los detenidos fueron esposados y puestos de rodillas sobre el asfalto, con la cabeza mirando al suelo, tal como muestra la fotografía publicada en El Pais. Hasta el día siguiente no fueron liberados.
La comisaría de Les Corts: ¿un lugar de prácticas para dar palizas a detenidos?
En el breve plazo de un mes, mayo del 2007, esta comisaría ha tenido el triste honor de salir en los medios de comunicación varias veces por las palizas dadas por los mossos a detenidos. Tras una serie de denuncias por malos tratos Asuntos Internos decidió instalar una cámara de video que grabó, sin sonido, las imágenes de una brutal paliza a un joven que había sido detenido por atentado a la autoridad. En el vídeo
se ve cómo Rubén se encara a los cuatro agentes que le están cacheando y éstos reaccionan dándole golpes, patadas y tirándolo al suelo hasta que pierde el conocimiento. El departamento de Interior destituyó de empleo y sueldo a los agentes implicados. Sin embargo, todos los sindicatos de la policía autonómica han defendido la actuación considerándola de “proporcionada”. Será que han asimilado el mismo manual donde les enseñan en qué consiste la proporción.
Unos días antes una ciudadana rusa que reside en Barcelona desde los 16 años regresaba a su casa después de celebrar su 23 cumpleaños. No encontraba las llaves y empezó a aporrear la puerta para que le abrieran sus compañeros de piso. Algún vecino llamó a los mossos, poco después llegaron y, según la detenida, se burlaron de ella. Se encaró a la pareja de agentes y la detuvieron por atentado a la autoridad. La ciudadana rusa declaró a los medios de comunicación que la empezaron a abofetear ya cuando bajaban en el ascensor de su casa. En la comisaría se burlaron de ella, le rompieron la chaqueta, los pantalones y el sujetador y le dieron una paliza. Al día siguiente la dejaron libre y se fue al Hospital del Vall de Hebrón. El parte médico da cuenta de 38 hematomas repartidos por todo el cuerpo, brazos, piernas, espalda y glúteos. Parece ser que esta vez Interior sólo pudo grabar a una mossa propinando una bofetada a la detenida que la tumbó en el suelo. La agente también fue suspendida de empleo y sueldo. Se puede ver el resultado de la paliza y los comentarios de su abogado aquí.
Acoso a los movimientos sociales
En poco tiempo los mossos se han ganado la fama de ser especialmente beligerantes contra movimientos sociales de diferente índole, desde ecologistas y asociaciones de vecinos hasta movimientos okupas. Todo aquel que dé muestras de tener un pensamiento político alternativo, ajeno a los cauces de los partidos parlamentarios, es sospechoso. Según fuentes del movimiento antisistema, son cotidianas las retenciones de ciudadanos a quienes se les pregunta datos personales como su actividad política o su afiliación a movimientos alternativos. Se dice que el objetivo es alimentar ficheros policiales que no se amparan en la ley. Todo esto son suposiciones, claro está, no existen pruebas y difícilmente podrían obtenerse, pero lo que parece claro es que han habido casos en que los policías comunicaban al retenido información personal que no era pública. Lo que sí es de dominio público es que en los últimos meses se han intensificado los desalojos de locales o casas okupadas y la persecución de grupos de ideología anarquista o independentista. Es ilustrativo el caso de la joven Núria Pòrtulas, a la que se le ha aplicado la ley antiterrorista, una ley de excepción que restringe los derechos de un detenido, por un informe de los mossos en el que se le acusa de tenencia de explosivos y pertenencia a banda armada en base a una interpretación retorcida de unas anotaciones que la joven había realizado en una libreta. La Núria lleva ya tres meses encerrada en Madrid y todavía no se ha encontrado ni armas ni banda armada a la que pertenezca. Lo único cierto es que la joven participaba en una campaña para pedir la libertad de un anarquista detenido en Italia por sabotaje y en otras campañas contra el abuso de autoridad de los mossos en las comarcas de Girona. ¿Es delito ser anarquista y solidarizarte con un compañero?
La resistencia pasiva como atentado a la autoridad
Fuentes judiciales destacan que, a diferencia de los cuerpos de policía anteriores, los Mossos detienen sistemáticamente a ciudadanos acusados de atentado a la autoridad. En todos los casos descritos en este artículo la acusación era la misma. Se trataba siempre de ciudadanos sin antecedentes que no eran detenidos por otra causa que no fuera ésta. Es significativo que se acuse de atentado y no de resistencia pasiva, una figura penal que incluye el forcejeo y una violencia moderada para no ser detenido pero sin ánimo de agredir. El atentado está penado con prisión de dos a cuatro años mientras que en la resistencia la prisión es de seis meses a un año, lo que habitualmente implica la libertad si no se tienen antecedentes. Por otra parte, si tenemos en cuenta la provocación previa por parte de los mossos, mediante insultos, burlas y empujones, que los detenidos dicen haber sufrido, ¿quién no se va a resistir o a rebotar? Sólo un santo o maestro de zen es capaz de no reaccionar con cierta violencia a la violencia gratuita de alguien que se ampara bajo el manto de la autoridad. Quien haya sufrido este tipo de humillaciones en carne propia sabe lo difícil que es no resistirse en tales casos.
Otra policía es sólo posible si es gobernada y controlada por la propia ciudadanía, mediante jurados populares y consejos ciudadanos, es decir, por quien teóricamente debe ser defendida ante la injusticia.
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