lunes, 3 de noviembre de 2008

Una viaje de naturaleza alrededor de Islandia


Con una extensión similar a la de Gran Bretaña y una población de unos 300.000 habitantes, la mitad de ellos en Reykjavik y alrededores, esta isla ofrece la mejor oportunidad en Europa para contemplar paisajes salvajes donde la civilización todavía no ha dejado su impronta. Volcanes, fumarolas, glaciares, las mayores cascadas de Europa y acantilados de vértigo son la expresión de una naturaleza extrema que ha modelado la isla mediante la combinación de agua y fuego. Su ubicación próxima al círculo polar ártico le dota de unos largos días de verano y de una masa de hielo perpetuo que hacen feliz al naturalista más hiperactivo. La isla se puede recorrer de forma segura en coche a través de la Ring Road, una carretera que da la vuelta a la isla cerca de la costa y que sólo en algunos tramos está sin pavimentar.



El círculo de oro

Pingvellir
Cerca de la capital se encuentra una de las rutas más impresionantes y visitadas del país, el llamado “círculo de oro”. El parque natural de Pingvellir es una extensión de pequeños árboles junto a un gran lago. Alberga una falla que separa las placas tectónicas de América y Europa. En este parque, junto a la falla, que servía de amplificador de voz, se constituyó el primer parlamento de Europa, el Alping, en el año 930 de nuestra era. Allí los vikingos, primeros colonizadores del territorio, sentaban las bases de su comercio interior, resolvían disputas y promulgaban las normas que debían organizar su incipiente sociedad. Cerca de allí se encuentra GullfossGullfoss, una doble cascada de 32 metros que en días soleados polariza la luz en hermosos arco iris. A pocos kilómetros llegamos a Geysir,Geysir una zona donde la actividad del interior terrestre expulsa masas de agua subterránea mezcladas con humo sulfuroso dando lugar al fenómeno que ha tomado su nombre de este lugar.

La costa del sur

A medida que nos alejamos de Reykjavik hacia el sur se empieza a percibir la baja densidad poblacional del resto de la isla. Los pueblos marcados en el mapa son en realidad comunidades de una docena de casas y las carreteras se convierten en largas pistas de asfalto o grava con muy poco tráfico. La costa sur está dominada por el grandioso glaciar Vatnajökul que vierten las montañas más altas del país, de alrededor de 1800 metros, y cuyas innumerables lenguas asoman casi hasta el mar. La primera de las grandes cascadas del sur, Skógarfoss, la encontramos cerca de Vik. SkógarfossLa magnitud de sus 62 metros de altura se aprecia si nos atrevemos a humedecernos con el vapor que se forma cerca de su base. También es posible subir por un camino escalonado hasta la cima y contemplarla desde arriba. En Vik, pequeño pueblo costero con una playa de arena negra, podemos admirar los acantilados donde anidan pájaros que sólo se ven por estas latitudes, como los puffins y las golondrinas árticas.Vik Si subimos arriba podremos contemplar mejor la extraña silueta de unas rocas separadas de la orilla que, cuenta la leyenda, formaban las velas y el casco de una antigua barcaza vikinga, ahora petrificada. La mayor atracción de esta costa es sin duda el parque natural de Skaftafells, cuyo centro de información se encuentra al pie de tres glaciares. Aquí se puede contratarSkaftafellsjökul una excursión a pie por el glaciar SvinafellsjökulSvínafellsjökul, de dos o cinco horas, con el equipo completo de crampones, pico, arneses y casco. Admiraremos así las graciosas formas del hielo, con sus grietas y cavidades deJökulsárlón tono azulado, en medio de un silencio sólo roto por el crujir de los pasos. Dejando atrás ya la gran masa de hielo la carretera pasa por Jökulsárlón, la laguna glacial, un lago junto al mar, formado por la fusión del hielo, donde navegan a la deriva pequeños icebergs. Pronto entramos ya en la enrevesada costa Este, con los fiordos que entran varios kilómetros tierra adentro. Tras visitar los primeros pueblos pesqueros, nos dirigimos hacia el norte de la isla pasando por la zona del lago Myvatn.


El norte de la isla

Las principales bellezas naturales de esta parte se encuentran alrededor del lago Myvatn. Se traDettifossta de una zona de gran actividad de la corteza terrestre donde es frecuente encontrar fumarolas, como las de Krafla. El fuerte olor a sulfuro y el sonido del lodo en ebullición podría inspirar la descripción de un infierno dantesco. Cerca del lago se puede suFumarolas cerca de Myvatnbir hasta el cráter de un volcán extinguido de tan solo 2Hverfell500 años, el Hverfell, y rodearlo por un camino donde el color negro contrasta con la claridad del cielo. Si nos alejamos un poco hacia el noreste llegaremos al parque con un nombre impronunciable, el Jökulsárgljúfur, que consiste en un cañón de unos 30 km. de largo que forma el segundo mayor río de Islandia, nacido en el gran glaciar del sur pero que desemboca esta vez en el océano ártico. Las paredes del cañón llegan a tener 100 metros de altitud y una amplitud medKraflaia de 500 metros. En el extremo más interior se encuentra otra de las más famosas cascadas, la Dettifoss, que se puede contemplar desde bien cerquita en su parte superior. Tras unos escasos 50 Km. desde Myvatn llegamos a Húsavík, cHúsavíkentro pesquero del ártico famoso por sus fáciles avistamientos de ballenas. La visión de su aleta dorsal a pocos metros, el resoplido de su respiración y, si se tiene suerte, el barrido de su cola cuando se zambulle de nuevo en el mar, dejan un recuerdo inolvidable.

La península Snaefellness del este

Si queremos alejarnos de los caminos más trillados y sentir la naturaleza aislada en todo su Restos de una ballenaesplendor tendremos que abandonar la Ring Road. Una buena opción es adentrarse en esta península, al este de la isla, hasta llegar a su extremo más occidental, donde se levanta un volcán bajo el glaciar Snaefellsjökul, conocido por ser el lugar donde Julio Verne situó la entrada al centro de la tierra en su famoso libro. En estas costas han naufragado cientos de barcos desde el descubrimiento de América hasta nuestros días. Todavía hoy se puUn puffin en el centroeden encontrar restos de embarcaciones de madera o trozos de casco de hierro oxidado a modo de Costa occidental de Snaefellsnesesculturas posmodernas esparcidas entre las rocas o playas. Si uno se acerca con sigilo a los acantilados podrá contemplar también a estos graciosos pájaros, mitad pingüinos, mitad Costa sur de Snaefellsnesgaviotas, que son los puffins, con sus picos y pies anaranjados, especie endógena de la isla.

Para finalizar un viaje tan intenso en emociones paisajísticas la isla ofrece una apacible descanso gracias a sus múltiples establecimientos de aguas termales. Sin duda la Blue Lagoon, al sur de Reykjiavik, es la más espectacular y visitada, por el color azul de sus aguas, fruto de la acción de unas microalgas que viven en ellas. Pero durante el camino habrán habido otras muchas posibilidades de disfrutar al aire libre de un caldeado y reconfortante baño en las piscinas municipales de cada pueblo o ciudad, mucho más baratas y donde el contacto con la población local es más fecundo.

Laguna azul

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