martes, 20 de enero de 2009

Muerto defendiendo solo una posición

Crónica contra la desmemoria histórica (II)



¡ Eureka, lo encontré¡ Suerte que el cielo estaba plomizo e invitaba a refugiarse bajo techo aquella mañana. El caso es que fui al Archivo histórico de Barcelona, situado en un precioso edificio gótico detrás de la catedral, a consultar, con pocas esperanzas, la hemeroteca del diario Solidaridad Obrera para ver si por casualidad daba con aquella referencia que, según la hija de Manuel Sierra, informaba sobre la muerte de su padre en el Montseny.



Los datos de que disponía, aparte de esta información oral, eran los siguientes:

Documento del archivo militar de Avila donde se dice que en septiembre de 1938 Manuel Sierra fue nombrado capitán de campaña:




Documento del archivo militar de Salamanca con las dietas de los oficiales de la 120 Brigada Mixta donde se nombra a Manuel Sierra como perteneciente a un batallón de ametralladoras:


Así que pedí los ejemplares de la Soli desde septiembre de 1938 hasta el final de la guerra. La bibliotecaria me trajo dos rollos microfilmados y me enseñó cómo utilizar la máquina para visualizarlos. El último ejemplar del diario se publicó el 24 de enero de 1939. Tenía pues ante mí unos cuatro meses para revisar, a razón de cinco páginas por día, sin saber muy bien lo que tenía que buscar ni si lo encontraría. El caso es que me di cuenta de que cada día se publicaba un parte de guerra y en esa sección me concentré. En esa época de la guerra el frente principal estaba en el Ebro. Si uno tuviera que juzgar el discurrir de la guerra por los partes de la Soli, el ejército popular republicano debería haber ganado por amplia mayoría. Cada día se abatían unos cuantos aviones del enemigo, se avanzaba y recuperaban posiciones heroicamente. En lo que respecta a mi búsqueda, pronto me di cuenta de que en los partes no se hacía mención de ningún soldado en particular, pero seguí adelante, ahora ya intrigado por el devenir de la contienda.

Poco a poco los partes se tiñen de un tono más patriótico, ocupan más espacio y arengan al público con un lenguaje más dramático. En el mes de diciembre de 1938 ya no estamos en el frente del Ebro sino en el del río Segre, en tierras leridanas. Ha habido un salto casi sin continuidad. Se ha cambiado de escenario sin que nos hayamos enterado del desenlace de la anterior batalla. Ahora además del parte diario se insertan pequeños artículos recordando algún héroe muerto en combate. Aquí mis esperanzas reviven. En los primeros días de enero de 1939 el parte de guerra ocupa ya la primera página de la Soli casi por completo. Finalmente, el 3 de enero, bajo el titular “Los héroes del Segre y del Montsec” se narran las heroicidades de unos cuantos soldados, con nombres y apellidos, que perdieron la vida o fueron heridos en el frente, como máximos exponentes del valor del ejército popular. En este artículo me paro y lo leo enterito. Llevo más de tres horas buscando, es ya la hora de comer y empieza a dolerme la espalda. O ahora o nunca, pienso. Pues en efecto, finalmente encuentro la referencia esperada: “Os lo demuestra [la heroicidad de los combatientes] el capitán de Ametralladoras Sierra, de la 120 Brigada, muerto defendiendo solo una posición …”.







Tiene que ser él seguro: capitán, de ametralladoras, de la 120 Brigada, Sierra, difícilmente podrían haber dos. La novedad del dato era que no fue en el Montseny, sino en el Montsec, donde murió. Equívocos de la oralidad.

Pues bien, ya tenemos algo más, sabemos que murió en combate en el Montsec, según Solidaridad Obrera, pero continuamos sin saber dónde se hallan sus restos ni si está registrada su muerte en algún sitio. Veremos si esta investigación da algo más de sí …



miércoles, 14 de enero de 2009

Desaparecido en la guerra civil española







Crónica contra la desmemoria histórica (I)

Manuel Sierra Sanz, nacido el 9 de enero de 1906 en Caspe, Zaragoza, y residente en Barcelona hasta que fue llamado a filas para luchar en el bando republicano de la guerra civil española, desapareció en combate sin dejar rastro. Su única hija, fallecida hace poco más de un año, reunió unos cuantos documentos sobre su padre y solicitó en los archivos militares toda la información de que dispusieran para acreditar su defunción. Todos estos legajos han pasado ahora a manos de sus nietos. El que esto escribe ha tenido acceso a ellos para escribir esta crónica y otras que vendrán a continuación, si la investigación que pretendo realizar da algún fruto.

La única información que se encontró en los archivos de la Guerra Civil de Salamanca, General Militar de Guadalajara y General Militar de Ávila fueron dos referencias en el boletín del Ministerio de Defensa republicano sobre su ascenso a teniente y a capitán de campaña en agosto y septiembre de 1938 por sus méritos de guerra. Después de estas fechas, el vacío absoluto. La hija de Manuel entonces tenía 2 años. Al hacerse mayor, su madre le dijo que su padre había muerto luchando en el Montseny y que lo sabía porque se había publicado una reseña en el diario anarquista Solidaridad Obrera.

De los documentos que nos han quedado poco podemos saber de su vida. Manuel era tornero de profesión y trabajó en las principales fábricas de automóviles de Barcelona, como la Hispano Suiza, Elizalde S.A. o la Fábrica Nacional de Automóviles. Fue un paradigma de la creciente clase obrera de la industria catalana, sufriendo el despido por los avatares propios del ramo, porque aquí se suprime un turno o allí se reduce personal. Realizó el servicio militar en el remplazo de 1927 y duró bastante porque en noviembre de 1929 le dan un permiso para casarse con Antonia Gómez. Siete años más tarde, en marzo del 36, nace su hija, tan solo unos meses antes de que un general ambicioso de esa España rancia y casposa se declarara en rebeldía y comenzara el episodio más sangriento de la historia del Estado español.

El último domicilio conocido de Manuel Sierra fue la calle Rocafort, 177, 5º 2ª de Barcelona. Tras su supuesta muerte, todavía no documentada, su mujer tuvo que salir adelante como pudo, al cargo de su pequeña, en una Barcelona arrasada. Vivió en la calle Aragón, en San Pablo y en la calle Providencia, donde trabajaba como portera. A su marido lo habían llamado para defender la legítima República con la que se había dotado democráticamente el pueblo español. El general fascista vino a trastocarlo todo, las esperanzas e ilusiones de una familia trabajadora se fueron al traste. Manuel posiblemente murió en los últimos meses de la guerra, no muy lejos de casa, en tierras catalanas. Su muerte no está acreditada oficialmente, sus restos nadie sabe dónde descansan. Los familiares, sus dos nietas y un nieto, tienen derecho a saber algo más, aunque sólo sea como homenaje al esfuerzo de su madre por conocer en los últimos años de su vida algo más sobre las circunstancias que acompañaron la muerte de su padre.

Contra las voces de quienes pretenden “pasar página”, “no remover tragedias fraticidas” o que equiparan por igual las atrocidades de los dos bandos, sirvan estas crónicas para hacer más visibles a nuestros muertos desaparecidos, qué casualidad, casi todos republicanos, los del bando perdedor, qué casualidad, los que defendían la legalidad democrática vigente. Porque la desmemoria histórica es el camino más directo hacia el totalitarismo y hacia la repetición de las atrocidades.


domingo, 11 de enero de 2009

El cielo rojo de Gaza cubre Barcelona



Ayer día 10 de enero la sangre derramada por las víctimas palestinas del genocidio israelí sobre Gaza tiñó de rojo el cielo de la capital catalana. Todos los que allí estábamos lo pudimos ver. Desde la plaza Universitat hasta la plaza de Sant Jaume una marea humana de unas cien mil personas recorrió el trayecto previsto en solidaridad con el pueblo palestino.


Diversos comentaristas políticos suelen poner en la balanza por igual los cohetes artesanales de Hamas y las bombas de última tecnología del ejército israelí. De esta manera echan las culpas por igual y reparten la responsabilidad entre las dos partes en conflicto. Olvidan con este proceder la enorme desigualdad de partida que existe entre un Estado que posee el respaldo económico y militar de la mayor potencia mundial y un territorio que sobrevive en la precariedad, aislado, sitiado, bloqueado, condenado a la miseria y el encierro. Israel es el único responsable del sufrimiento del pueblo palestino. Ha incumplido las resoluciones de la ONU que intentaban poner fin al conflicto, ha ocupado territorios, asesinado a civiles, destruido viviendas. Practica el genocidio contra el pueblo palestino y alguien debería exigir justicia por ello en los organismos internacionales. Los políticos israelíes justifican su acción mediante el supuesto terrorismo de los desesperados palestinos. Pero existe también un terrorismo de Estado, aunque se esconda bajo un “acto de guerra” de un ejército nacional. El terrorismo israelí es el mayor generador de terrorismo mundial reactivo. Los ataques de hoy sobre Gaza son el germen de los suicidas islamistas de mañana. La violencia genera violencia, siempre. Y es responsabilidad del que tiene mayor poder el buscar vías pacíficas de diálogo para solucionar el conflicto.

Los políticos israelíes y los ciudadanos que les dan su apoyo están manchando la grandeza de una cultura que nos ha dado escritores y filósofos de primera talla. Kafka y Spinoza están entre mis favoritos. Allí donde creen estar atajando un mal, los estadistas judíos no hacen más que generar odio hacia su cultura y esto en un mundo globalizado significa a la larga cavar su propia tumba. Eliminar de la faz de la tierra a un individuo, por muy terrorista que sea, no ayuda a acabar con el terrorismo. El terrorismo es un fenómeno social y político, no psicológico e individual. La solución es siempre política, no militar. Y las raíces del terrorismo también son sociales y políticas. Casi siempre el terrorismo es una reacción desesperada ante un conflicto, no es la causa original del mismo.

Detengamos la masacre. Exijamos a nuestros políticos la máxima presión internacional a Israel para que acepte de una vez las resoluciones de la ONU y colabore en la creación de un Estado palestino soberano.


lunes, 5 de enero de 2009

Por un nuevo nuevo periodismo



Blanco sobre negro: compromiso del tipo de periodismo puesto en práctica en este blog

En este mi primer post del nuevo año me gustaría hacer una breve recapitulación de lo publicado hasta ahora en este blog, de sus motivaciones, intenciones y "línea editorial" de futuro. Deseo con ello definir una especie de compromiso –aunque de esta palabra no me acaba de agradar la moralina que lleva asociada- del tipo de periodismo que pretendo llevar a cabo y que valoro por encima de otras prácticas de la profesión.


En los años 60 del siglo pasado tomó forma lo que pronto se dio en llamar “nuevo periodismo”, que consistía en una integración entre el uso de recursos propios de la literatura de ficción y la investigación exhaustiva y amplia del hecho que se pretendía contar. Una integración entre la visión personal y el suceso externo, tan bien ejemplificada en la “novela” o “reportaje extenso” A sangre fría, de Truman Capote.

La generalización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación ha convertido a los usuarios-ciudadanos en potenciales periodistas que con sus miríadas de crónicas cuestionan el papel de los medios de comunicación tradicionales. El exceso de información, además de redundante, abruma. La actitud pasiva del antiguo lector da paso a su opinión activa mostrada en los comentarios y foros de debate. Todo esto ha cambiado las reglas del juego y ha multiplicado las fuentes de información hasta el punto de que el que esto escribe se pregunta por el sentido y alcance de sus crónicas en este inabarcable océano de textos e imágenes.

Por todo ello quiero explicitar, para beneficio del potencial lector, mi modus operandi . Defino así el nuevo nuevo periodismo que intentaré poner en práctica mediante las siguientes características:

- observación participante: metodología antropológica mediante la cual el observador-reportero participa del proceso social y cultural que intenta comprender y comunicar
- compromiso social: el reportero no es ajeno a lo que describe sino que se compromete con el suceso desde su propio esquema de valores. Se escribe sobre un suceso local pero que se contextualiza globalmente, tomando partido en un sentido u otro. Una consecuencia es que las noticias o crónicas no quedarán en el olvido sino que constantemente se retomarán para seguir su evolución
- comunicación participativa: el reportero establece un diálogo a múltiples bandas con sus lectores e informadores que, con sus aportaciones, perfilan, enriquecen y hasta reconstruyen el artículo
- honestidad metaperiodística: el reportero expone sus a priori teóricos, sus puntos de vista, sus preconceptos, su visión del mundo, para una mejor valoración, por parte del lector, de las subjetividades encontradas

Por supuesto se asumen la tarea investigadora amplia y la visión personal con recursos literarios del nuevo periodismo, así como la independencia y autonomía respecto cualquier forma de poder, ya sea económico, político o de cualquier otro tipo. Este mismo post no está exento de estos principios, así que si alguien tiene alguna sugerencia más sobre el tipo de periodismo que le gustaría practicar o leer, ¡ adelante ¡