Crónicas posttailandesas (II)
Nota: una versión de este artículo ha sido publicada en el número 63 (enero 2010) de la revista de viajes Altaïr
No quiero acabar estas crónicas sobre Tailandia sin explicaros una historia que encuentro interesante. Tres días antes de marcharme conocí en un parque de Bangkok a Janream, una joven tailandesa de 31 años, madre de dos hijas preciosas, separada de su marido. Tanto ella como yo teníamos tiempo por delante y me explicó la historia resumida de su vida y sus anhelos.
Janream trabajaba doce horas diarias en una fábrica de ensamblaje de componentes electrónicos. Cada semana le cambiaban el turno, ahora de día, ahora de noche. Ella aportaba el sueldo mayor a la economía familiar, su marido trabajaba de uvas a peras y vagabundeaba la mayor parte del tiempo. Por lo visto tenía una amante y Janream se enteró. No armó ningún escándalo, sólo le dijo a su pareja que eligiera entre ella o la otra. El marido trató de convencerla para conservar a las dos mujeres. Janream entonces se largó con sus dos hijas. Poco después la fábrica donde trabajaba quebró. Ahora Janream busca desesperadamente a un “farang” como pareja, un extranjero de piel tan blanca como la persona que está a sus espaldas en la foto. No quiere saber nada de los hombres tailandeses. En este punto me relató su teoría del amor, una teoría que, dice, comparten muchas chicas tailandesas.
Una de las cosas que más me había sorprendido en Tailandia era la cantidad de parejas mixtas de hombres occidentales ya entraditos en años y jóvenes tailandesas con las que te cruzabas por las calles. Pregunté a Jake al respecto, un inglés que lleva cinco años en el país, y me dijo que las tailandesas aman el dinero y los regalos que les ofrecen sus parejas farang. En otra ocasión un americano también afincado en el norte del país, acompañado de su “girlfriend”, me dijo que estas chicas quieren que alguien “cuide de ellas”, “take care of them”, eufemismo que se traduce en que pague las cuentas de la casa, los gastos de sus hijos y la manutención de todos. Poco después me topé con un libro escrito por una tailandesa donde intentaba explicar las diferencias culturales que sobre el amor se tiene en Occidente y en Tailandia. Este concepto romántico del amor como sentimiento arrebatador, cargado de emociones y que puede oscilar caprichosamente según nadie sabe qué designios, es desconocido en Tailandia. Para empezar, en este país los matrimonios implican el pago de una dote del futuro marido a los padres de la novia, justo al contrario de lo que pasa en otros lugares como la India, donde es la familia de la novia la que debe pagar la dote. La diferencia es sustancial. Culturalmente las mujeres tailandesas esperan que quien quiera compartir su vida con ellas deben mostrar su “amor” mediante el cuidado material de la familia, sobre todo de la propia mujer y de los hijos comunes. Ellas entonces son capaces de “amar” a quien cuide de ellas de esta manera y a dejar de “amar” a quien se desentienda de estas responsabilidades. “Amar” aquí incluye en un lugar descatado el mantener relaciones sexuales. Nosotros, que hemos sublimado en el amor nuestros instintos más bajos, nos podemos sentir turbados por este materialismo tan práctico. Y hasta confundidos cuando estamos acostumbrados a denigrar la prostitución porque intercambia sexo por dinero. ¿Son estas tailandesas unas prostitutas? De ninguna manera. Son mujeres prácticas que buscan un apoyo material que complete sus menguantes ingresos y les permita cuidar de los hijos. ¿Es justa esta relación entre farangs y tailandesas? Tampoco. Si no existieran desigualdades entre Occidente y Oriente, y entre las posibilidades económicas de hombres y mujeres, las tailandesas tendrían más autonomía para ir con quien les diera la gana, ya fuera tailandés o no, o con nadie. ¿Se convertirían entonces al amor romántico? No lo sé. Lo único cierto es que en el estado de cosas actual el amor tailandés es práctico y útil y no es en ningún caso hipócrita.
Es posible que Janream quisiera algún tipo de intercambio de este tipo cuando me vio en el parque y me preguntó si viajaba solo. En cualquier caso me interesaba su historia y no pude menos que invitarla a comer y a cenar aquel día. Se despidió de mí instándome a encontrarle a un “farang” entre mis amistades, de entre 35 y 50 años, que estuviera dispuesto a “cuidar de ella”, aunque fuera a distancia, con ocasionales encuentros amorosos. Me ha dado permiso para publicar su historia y su fotografía, no sin antes recordarme que le encuentre a un “farang”. Haré lo que pueda.
3 comentarios:
Si, asi es amigo.
Pero falta un factor muy muy importante en la ecuaccion: la familia.
Culturalmente, las hijas, y en especifico las hijas mayores son la predestinadas a cuidar de toda la familia.
En las familia de bajos recursos, mandan a la hija a trabajar en lo que sea con tal de que les mande dinero a los padres, no importa si tuvieran que trabajar de prostitutas, casarse con un viejo repugnante o lo que sea: ellos solo quieren dinero, y no les interesa nada que la hija se este matando por ello: ella TIENE que sacrificar su vida para que los padres y los hermanos menores queden de vagabundos en el campo.
Esas pobres muchachas no pueden reaccionar: les lavan el cerebro desde ninas de tal manera que no logran rebelarse a este destino: no hay manera, :los thais no parecen ser personas pensantes, sino robots lobotomizados que toman todo lo que se le inculca en la cabeza sin cuestionar nada.
Y eso a nivel familiar, educativo, en los mass media ,etc..
Blanco=bonito y rico, moreno=pobre y feo...no hay manera, no existe manera de convencer a un thai que una persona pueda ser pobre y buena gente o que pueda ser un moreno guapo, no existe...
Definitivamente por mas tiempo nosotros pasemos en este pais, por mas que nos damos cuenta cuan diferente son los thais de nosotros en la manera de pensar, o mas bien que nosotros pensamos tambien, ellos no...
Hay un interes de una elite multibillonaria para mantener una cultura medioeval a pesar de una infrastructura de primer mundo.
Evidentemente,el ex de esta mujer era un impresentable al querer estar con 2 mujeres a la vez y no querer pegar ni chapa,pero de todas maneras,aqui hay materialismo e hipocresia.Tampoco se trata de pasar de un extremo al otro.He dicho.
Somos muy diferentes,yo me deje llevar un poco en una relacion que empezo siendo algo bonito,he estado 1 mes junto con ella y un año en pleno contacto telefonico y de chat,ella decia que queria un entendimiento y yo apostaba mas por un amor verdadero,al final decidí cortar por lo sano porque ella no podia estar aqui en casa de mis padres ni trabajar porque no hay trabajo ni yo estar alli porque no hay trabajo para mi.La verdad que no me gustaba la situacion y quise seguir con mi vida donde estaba.Me costo cortar con ella porque ella no lo aceptaba decia que dejaba todo por mi,ella tenia muy buen trabajo alli.Ahora han pasado 2 meses sin ningun contacto y creo que tengo ansiedad porque la tengo todo el dia en la cabeza porque se que lo esta pasando mal.yo tengo trabajo fijo aqui y no quiero hacer locuras,la verdad que no siento por ella como para quererla de verdad pero tengo ansiedad.Cometi un error al empezar esto y espero curarme de mi ansiedad.
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