Parece ya un hábito institucionalizado en Podemos que la
elección a los órganos de dirección estatal o territoriales, se realice a
través de “listas” o “candidaturas” de personas agrupadas bajo un lema o
documento común. Mientras que para las elecciones europeas se pudo elegir
personas individuales en una única lista, para las elecciones internas del
Consejo Ciudadano estatal se impuso el formato de varias listas que, aunque
abiertas –se podía seleccionar individualmente a miembros de la lista-, en la
práctica, mediante la inclusión de una casilla con la que seleccionar a todos los miembros, la lista acababa siendo cerrada. Hay quien defiende este sistema como
un ejercicio de libertad de asociación en la que diferentes grupos aunarían
fuerzas para defender sus posiciones comunes contrarias a las de los otros,
como un ejercicio de respeto a las opciones minoritarias, que también tendrían
su posibilidad de organizarse y postularse a los órganos de dirección. Sin
embargo, la práctica demuestra que justificar este procedimiento mediante la
defensa teórica de la libertad de asociación es una pura falacia.
En primer lugar, no existen en Podemos, en el momento
actual, posiciones ideológicas relevantes diferenciadas que justifiquen la
creación de grupos o corrientes internas. En la práctica, la formación de listas
o candidaturas ha empezado siempre por la creación de una lista “oficialista”,
auspiciada por los dirigentes del grupo promotor, que eligen a personas “de
confianza” en un proceso opaco y cerrado a la participación de las bases. Como
reacción a este proceder se crean entonces “listas alternativas” que obedecen o
bien a afinidades territoriales o corporativas –lista de un círculo concreto,
territorial o sectorial- o bien a procesos participativos abiertos a las bases
más activas, que surgen como reacción al nepotismo.
En segundo lugar, la creación de una lista con tantas
personas como miembros tiene el Consejo Ciudadano, dificulta, cuando no
imposibilita, la representación de otras candidaturas diferentes, ya sea
agrupadas en lista o individuales. La combinación de una lista que tiene el
aval de la dirección estatal, del líder mediático, que no deja ningún hueco
libre para que se incorporen opciones alternativas, junto con la casilla de
“seleccionar tod@s”, apunta a la formación de un Consejo Ciudadano homogéneo,
sin pluralidad interna, aunque sus miembros solo hayan sido elegidos con el 51
% de los votos.
En tercer lugar, las elecciones mediante listas introducen
el antagonismo dentro del partido en una lógica política schmittiana de
amigo-enemigo que, lejos de solucionar conflictos latentes, los agudiza. Al
final habrá un único vencedor pero la eliminación del adversario será en detrimento
de la inteligencia colectiva y creativa, de esa otra democracia que podríamos
construir en nuestra organización y que reclamamos en las instituciones.
No hay que irse tan lejos en la filosofía política para
intentar justificar la formación de listas en las elecciones internas de
Podemos. Basta con acudir a Gramsci para comprender cómo la clase dirigente
intenta reforzar su dominación cultural dentro del partido. La desconfianza
hacia las bases, que es uno de los principales motivos del distanciamiento
entre representantes y representados, está replegando a la dirección de Podemos
sobre sí misma. Es muy probable que la mayoría de Consejos Ciudadanos
municipales y autonómicos acaben siendo afines a la dirección del núcleo
promotor, porque quien acaba votando en esta democracia mediática de la que no
parece que nos queramos mover, es la multitud no activa que se informa a través
de los medios de comunicación generalistas. Pero prescindir de las bases más
activas, las que se movilizan, las que trabajan y apoyan desinteresadamente en
el día a día, es un error de cálculo que acabará pasando factura. Y no solo
perjudicará al partido y a sus dirigentes, que se encontrarán solos, sino, lo
que es más preocupante, a las posibilidades de cambio social real. Porque como
decía Gramsci, el orden social nuevo, si llega, debe forjarse desde abajo.
Podemos somos -o deberíamos ser- tod@s.
3 comentarios:
Yo creo que las listas no es el problema. Tratando de ser teóricos.
Creo que el problema es que haya "una lista" con medios, sistemas de producción a escala, contactos en prensa... todo esto en una dimensión fuera de la escala de los demás.
Si hubiera 2 o 20 listas y todas tuvieran los mismos recursos, la discusión derivaría hacia si es congruente elegir listas tan largas de personas que no conocemos, o si hay que usar otros sistemas (ponderados), etc.
La metodología, las normas son la única garantía de que haya democracia justa.
La ausencia de reglas en la metodología son la garantia de que NO sea justa. Sea democracia pero no justa.
Democracia y Justicia son dos señoras que algún día deberían concertar una cita... cuanto menos en Podemos.
Me atrevo a añadir un matiz. Cuando mencionas "la multitud no activa que se informa a través de los medios de comunicación generalistas", das a entender que hay poder de decisión a nivel estatal, lo cual es muy interesante porque, cuando gobierne Podemos, esto implica que habrá habido empoderamiento, pero que de igual forma existirá una férrea estructura burocrática que se encargará de circunscribir ese poder únicamente al ámbito estatal, y me viene Suiza a la mente con sus constantes referendums. Este hecho no sólo acarrea problemas en los procesos soberanistas, sino, como bien apuntas, también en la posibilidad de un "cambio social real". También evidencia la tensión entre el movimiento popular, de naturaleza asamblearia, y el asalto a las instituciones, que Pablo Iglesias prometió conciliar y unificar pero hizo justo lo contrario con la presentación y posterior aprobación de sus principios organizativos, de naturaleza jerárquica, autoritaria y amiguista.
Gracias por tu valentia, de decir la verdad. El hecho de que el 80% de los votantes en Barcelona se hayan abstenido de participar en ese tipo de elecciones, parecen que prueba tu escrito. El fin nunca puede justificar los medios, si no nos queremos convertir en casta.
Gracias tambien por tus palabras y por tu critica interna que durante semanas casi el 100% hemos secundado en los circulos. No es normal que despues de las ultimas elecciones nos hayamos sentido de luto, no porque nuestros preferidos candidatos no fueran elegidos, sino por haber sido elegido con menos de 900 votos un secretario para el terreno en estos momentos mas importante de la peninsula: Barcelona. Tambien nos freno votar en unas elecciones donde PI apoyaba a una candidatura plancha, por cierto con CV independentista, cuando la mayoria de los catalanes no lo son. Muchos sentimos desconfianza cuando solo se entrevisto y escucho a esa candidatura, como si la informacion que los otros elegidos por las bases, no tuvieran nada que decirle. Sinceramente es Bueno ser populista, y que el secretario general que es de todos este abierto a criticas y a opinions de representantes de las bases, o directamente de sus componentes. Esos canales de intercomunicacion e interaccion, son imprescindibles, sino es mas de lo mismo.
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